Los deficientes motores lo son a diferentes niveles (alteraciones del sistema nervioso central, del sistema nervioso periférico, del sistema óseo y del sistema muscular y articular). La natación es una de las técnicas escogidas por excelencia en estos casos, no solo porque permite mejor soporte de respuesta a las exigencias de varias tareas sociales sino porque también permite la reconstrucción de la autoestima y de autonomía.
El baño además de su efecto sedante, coloca el cuerpo en otro medio (agua), en el que la orientación y la espacialización corporal son diferentes y están mejor controlados. La natación vista así es el medio psicomotor por excelencia y es también un medio de adaptación total de gran significación.
No podemos olvidarnos de la importancia de las piscinas en todos los centros de recuperación y de reeducación.
La natación puede transformarse en un eje del desarrollo de las capacidades existentes y en un medio de conocimiento de las posibilidades de independencia.
Los movimientos acuáticos son más libres y disponibles que los terrestres, por el aprovechamiento del impulso que disminuye la acción de la gravedad.
Por último, el movimiento debe ser analizado según la forma en que fue vivido y no según conceptos exteriores a su realización, que no respetan la adaptación singular de cada individualidad.